Expatriación

“Ser expatriado es sentirse en casa en dos lugares y, a veces, en ninguno”

Vivir en Francia

Vivir en el extranjero implica pasar por períodos de soledad, dudas y estrés. Esto no corresponde a las imágenes de éxito y vida soñada asociadas con la expatriación, pero todos los expatriados las conocen, más o menos dolorosamente. Identificar las dificultades y darse cuenta de que son normales permite comprender mejor estos estados emocionales.

Fases de la expatriación

1. Luna de miel

En una primera etapa, están el descubrimiento y la sorpresa. El expatriado(a) solo tiene un contacto superficial con la cultura. Se perciben principalmente los aspectos positivos de la migración. El destino se revela poco a poco, dejando espacio para la imaginación y los sueños.

2. Choque cultural

Etapa de ansiedad y desorientación. Adaptarse a la vida social y al trabajo, el expatriado(a) se da cuenta del contraste entre las dos culturas, la de origen y la nueva. Se crean dudas sobre la capacidad de aceptación, e incluso problemas menores pueden convertirse en fuentes de molestia y frustración.

3. Ajuste

El expatriado(a) llega a una fase donde descifra los comportamientos y actitudes del país para apropiarse de ellos. Se comienza a aceptar los cambios traídos por la expatriación, y el comportamiento se adapta. Hay una apertura a la cultura y se trata de vivir de la misma manera que los habitantes del país.

4. Integración

Después de un período de ajuste más corto o más largo, el expatriado se aclimata a su vida en su nuevo entorno. Se siente cómodo(a) y gana confianza en sí mismo(a) y en sus habilidades. Se maneja perfectamente en su nueva vida, incluso olvidando que no está en su pais.

Expatriarse es descubrir un país que no comparte la misma cultura y cuyas realidades pueden ser diferentes de las que vivimos en nuestro propio país.

Sin embargo, con el tiempo, superar los desafíos y adaptarse a lo nuevo nos permite crecer, aprender y enriquecer nuestra visión del mundo.

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